¡Buenas tardes, buenos días, buenas noches! Si estás leyendo esto no puedo más que darte las gracias por apuntarte a esta aventura y darte la bienvenida a la primera publicación de La Chimichurrería, aunque no puedo evitar empezar con una confesión: no seguí mi propio consejo, y mirá que soy re pesado con esto, pero como se suele decir; el cura predica, pero no practica.
Corrían los años 70 y no había discusión, el rey absoluto de la fotografía era Kodak. Por ese entonces, sacar una foto era algo más complicado que sacar el móvil del bolsillo; necesitabas comprar un rollo de una película fotográfica, convencer al dueño del carrete que ese momento era uno de los, solo, veinticuatro momentos que querías recordar a través de una foto y finalmente llevarlo a revelar para ver el resultado unos días después.
En diciembre de 1975, un joven ingeniero llamado Steve Sasson, que trabajaba en los laboratorios de Kodak, en Nueva York, creó algo completamente revolucionario, una cámara que no necesitaba película. Imaginate una caja de metal del tamaño de una tostadora, que capturaba imágenes en blanco y negro, que tardaba unos 23 segundos en hacerlo y otros 23 segundos en mandarlas a una tele de esas viejas viejas, ¿te lo imaginaste? Bueno, esa fue la primera cámara digital del mundo.
Obviamente, Steve, requete emocionado mostró su invento a sus jefes en Kodak, quienes vieron el potencial que tenía, pero también vieron un problema. “Si la gente usa esta cámara, ¿quién va a comprar películas y revelar fotos?”, pensaron. Así que, por temor a perder su gallina de los huevos de oro, decidieron guardar el invento en el cajón y esperar a que el momento adecuado llegara. Al fin y al cabo, ese invento era caro, lento y de baja calidad (tenía 0,01 megapíxeles 😁).
Con lo que los altos ejecutivos no contaron, es que el mundo seguía girando mientras ellos esperaban ese momento adecuado. Y en los años 80 y 90, empresas como Sony y Canon empezaron a mejorar y abaratar las cámaras digitales, haciendo que se hicieran mega populares, la gente quería inmediatez y era justo lo que estas nuevas cámaras ofrecían. Aún así, Kodak, teniendo la tecnología, los recursos y todavía algo de cuota de mercado, no creyó que era el momento de adaptarse, mejor esperar un poquito más a que llegue el momento adecuado.
Lo hizo en el año 2001. Kodak finalmente lanzó su línea de cámaras digitales, pero ya era demasiado tarde, el mercado estaba dominado, 26 años después de inventar la cámara digital, por otras marcas que sí se habían arriesgado, y Kodak no pudo recuperar el terreno perdido, y en 2012, tristemente, se declaró en bancarrota.
Esta es una historia que suelo contar cuando hablo con amigos, colegas del sector o a quienes asesoro en mentorías, para acompañar el mensaje de no esperar el momento perfecto para hacer algo, porque ese momento puede que nunca jamás llegue o que cuando llegue ya sea demasiado tarde, y, encima, nos podemos haber perdido un montón de aventuras, de aprendizajes y de experiencias.
Y esto no sólo aplica a crear contenido o a empezar una newsletter, sino que aplica a todo lo que no estás empezando; a leer ese libro que te compraste y que está en la mesita de noche (o en el Kindle sin abrir 😬), a aprender ese nuevo lenguaje que tanto te gusta (siempre que no sea un nuevo framework de Javascript 😜), a buscar un nuevo laburo porque necesitás un cambio pero te da fiaca, a pedirle a tu mánager ese feedback difícil que hará meterte caña y ser mejor profesional, a escribir ese post que tus compañeros te pidieron y que sabés que puede aportar mucho a la comunidad, a empezar esa app que llevás tiempo pensando y que sabés que alguien puede adelantarte en cualquier momento y hacerla por vos, o lo que sea que estés postergando con la excusa de que llegue el momento adecuado, de que tengas el tiempo necesario o de que tengas el conocimiento suficiente.
Si estás leyendo esto es porque, al fin, seguí mis propios consejos y,
Me puse plazos. Sin fechas límites es muy fácil seguir postergando. Hace mes y medio que abrí la newsletter, pero recién la semana pasada prometí a amigos y a conocidos que la primera publicación llegaría el viernes 24 de mayo.
Definí un MVP. Buscá el mínimo producto viable, no busques empezar con todo porque siempre va a haber un poquito más, y un poquito más y un poquito más. Esta newsletter, no tiene el diseño definitivo, ni tengo escrita mi bio, ni tengo actualizada la web, o añadidos los links a mis redes.
Acepté (aunque me duele mucho) la imperfección. Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Es preferible hacer algo con buena calidad en un tiempo razonable, que aspirar a la perfección y no terminar nunca. Bueno, ya ves que esto tiene su buena dosis de imperfección.
Me centro en el proceso. Y no sólo en el resultado. No intento crear un post que genere un impacto que cambie radicalmente la vida de quienes lo leen, sino que disfruto recopilando y compartiendo de forma informal historias, anécdotas y experiencias que forjaron o van forjando un poquito de lo que soy, y lo comparto, humildemente, con quien me quiera leer.
Busco el feedback temprano. El feedback, mejor hoy que mañana. Y por eso te pido, que si llegaste hasta acá, me mandes un mensajito, ya sea por email, redes sociales o por donde quieras, contándome qué te pareció y qué te gustaría que mejore.
Cuando pienses en “mañana empiezo”, “la próxima semana sin falta” o “en cuanto X cambie arranco” acordarte que Kodak pudo ser el pionero en la fotografía digital, y terminó en bancarrota. Las oportunidades no esperan, ahí afuera hay un montón de ellas que están esperando que levantes el cucu de la silla y te conviertas en la mejor versión de vos mismo, o por lo menos un poquito mejor de lo que sos ahora. Y que eso que querés hacer y no estás empezando no se quede en un rollo de película sin revelar, lleno de momentos hermosos que nunca verán la luz.
¡Vamos a por el fin de semana! Nos leemos el próximo viernes en La Chimichurrería, mientras me podés seguir en Twitter y podés recomendar esta newsletter a algún amigo al que le gusten, yo que sé, las cámaras de fotos 📸.
Grande Nico!
Leyéndolo mientras voy en el micro a jugar un partido (el día que más espero en la semana) me gustó. Saludos y gracias